dijous, 9 de juny del 2011

SIGO CON EL RELATO

Después de la entrada tan emotiva y verdadera que hizo Rosa quería esperar algunos días antes de seguir con la narración del "Al pan, pan y al vino,vino", para que pudierais dejar comentarios, porque el vídeo se lo merece. En fin voy a seguir con nuestro relato con el que hemos disfrutado
muchísimo por el compañerismo y buen rollo que existe entre toda la gente de la "plaza":


speranza se dijo que debía estar loca para confiar en ese triplete claramente subversivo que solo podría traerle problemas, pero el deseo de abrazar a su padre era más fuerte. La muchacha recordó los momentos felices vividos junto a sus padres. Las tristes separaciones de sus hermanas, que la precedieron en el ingreso en el Training Citizen Center. La creciente desolación de su madre ante la pérdida de sus hijas. Unas lágrimas resbalaron por sus mejillas al volver a evocar el día en que recibió la notificación de su muerte en la isla de la Incomunicación, a la que había sido llevada por motivos desconocidos para ella. La Coalición jamás daba explicaciones, al contrario, las exigía.

—Elric, activa el disimulador ultrasónico —la orden de Yira la sacó de sus pensamientos.

El autofly atravesó la bóveda que protegía de los nocivos efectos del sol a la ciudad, sin ser advertido. Esperanza miró horrorizada a Yira, ahora sí que estaba en un buen lío, ¡no se podía sobrevivir fuera de Nuevo Edén!

—Tranquila, querida, no pasará nada. Aquí estamos a salvo. Mira hacia abajo —le indicó, Yira—Marcius haznos el favor nte y enciende los focos.

Todo un espectáculo imposible se desplegó ante sus ojos: árboles, plantas, el recorrido del agua de un riachuelo, aves, pequeños animales que no alcanzaba a distinguir correteaban entre la maleza; ¡era un paisaje real! No como los decorados cambiantes de Nuevo Edén. Esperanza miró incrédula a sus “secuestradores”.

—Marcius, suficiente. Apaga los focos —Yira le aclara a Esperanza—: En Nuevo Edén nada es lo que parece. No todo lo que es está ni todo lo que está es. Como nosotros, los de la OFLA, que no se nos ve pero estamos. Ya lo creo que estamos…

—Pero ¿quiénes sois? ¿Cómo podéis estar fuera de la ciudad, los efectos del sol os matarán? ¿Saben de vuestra existencia los de La Coalición? ¿Está mi padre con vosotros en esto? ¡¿Qué está pasando?! —preguntó confusa Esperanza.

—¡Cuántas preguntas, niña! —la interrumpió Yira—. Al sol no le pasa nada de nada. Yo tengo una sola pregunta para que vayas pensando. Tómalo como parte de tu entrenamiento. Necesitamos que estés lo más despierta posible para cuando te regresemos a Nuevo Edén; te necesitamos como infiltrada, hay cosas que no podemos hacer desde fuera. No te has cuestionado nunca, ¿por qué tus hermanas y tú, entre otros “elegidos”, no habéis acabado siendo unos zombis?

—¿Cómo que no le pasa nada al sol? ¡Hace cuarenta años los científicos advirtieron del cataclismo y si no fuera por la bóveda estaríamos todos achicharrados y…!

—¡Esos científicos eran esbirros al servicio de unos pocos, los mismos que luego crearon La Coalición! ¡No necesitas esa estúpida mascarilla fuera de Nueva Edén, ni esa horrible ropa! ¿No lo has visto? Suficiente, ya sabrás toda la historia a su debido tiempo —concluyó la discusión Yira, airada.

Esperanza suspiró profundamente y apoyó su cabeza en el cristal de la ventana. La incertidumbre se había apoderado de ella, tenía muchas preguntas y muy pocas respuestas. Elric y Yira se miraron preocupados.

—Esperanza, ¿quieres saber? Verás… acércate al panel de control —le indicó Yira en un tono más amable.

Elric lanzó una mirada de desaprobación a Yira, pero está hizo caso omiso, como solía ser habitual. Pasó una mano por varios artilugios del panel y una pantalla holográfica en tres dimensiones con un mapa del planeta que no paraba de girar, emergió ante ellas.

—Mira, cielo, esta porción enorme de tierra es Nueva Edén. Aquí nos dirigimos ahora, a estas montañas en mitad del desierto, nos ocultamos en sus cuevas. Y esto, a mil kilómetros de la ciudad es… era, la isla de la Incomunicación, de donde provenimos los fundadores de la OFLA.

—¡No es posible! ¡Allí murió mi madre! ¿La conocisteis? ¿Qué sabéis de su muerte? —preguntó ansiosa Esperanza.

—¡Calma! ¡Calma, muchacha! —trató de serenarla Yira, mientras le acariciaba el pelo.

—¡Yira, son demasiadas emociones para la jovencita! ¿No crees?

—¡Cállate, Marcius! Ya está bien de tantas mentiras. Mira a dónde nos han conducido. Tiene derecho a saber la verdad, todo el mundo lo tiene —a continuación se dirigió a la joven —: Es cierto, murieron muchas personas, y en nuestra huida perdimos a la mayoría de nuestros compañeros, solo unos pocos sobrevivimos. Tu madre, Victoria, era… y es, mi mejor amiga. Vive y está con tu padre y todos nosotros.

Esperanza se abrazó a Yira llorando de felicidad. Yira la consolaba y pensó que la joven ya tenía bastante por el momento. Tiempo tendría ella y los suyos de explicarle cómo lograron escapar de esa maldita isla prisión atestada de vigilancia robótica. Isla que ya no existía como cárcel, tras la destrucción en la huida masiva, pero que La Coalición, cómo no, callaba y ocultaba el suceso


.

Llegaron a la montaña. Marcius activó un control remoto, y tras intercambiar varias contraseñas sónicas que emitía desde su againer, con los del interior, una hendidura de la gruta se abrió. El autofly pasó por ella y en seguida esta se cerró. Posó la nave sobre el reluciente suelo de acero y, tras bostezar, espetó:

—¡Bienvenida a Viejo Mundo, Esperanza!

Margarita


Con los ojos aún semicerrados por el efecto del sueño, empezó a tomar contacto con el familiar mobiliario del dormitorio.

-¡Dios mío, no puedo creer que todo haya sido un sueño! ¿Por qué me he despertado?-

Recordando el hermoso sueño, se le estaba olvidando que ese era un día muy importante. Su relación con Nazareno había llegado a un punto en que eran como hermanos, no solo compartían su amor por la lectura, también intercambiaban opiniones y preocupaciones por el mundo en que vivían y hoy, además, estaba invitado a compartir con ella mesa y comida.

Claro que esto no la preocupaba en absoluto, pues solo con poner en la pantalla el menú elegido se lo servían al momento en forma de pastillas. Eso sí, cada una con el gusto solicitado, pero nada que ver con las hermosas y variadas viandas que aparecían en los recortes de las revistas, guardadas en la buhardilla.

Nada más llegar Nazareno empezó a contarle el hermoso sueño que había tenido, y cuando se paraba para tomar aire, él continuaba en el punto que ella lo había dejado. Ambos habían soñado lo mismo. Y aquello les pareció una premonición que si cabe, les unía más.

Después de dar ambos cuenta de unas bandejitas pastilleras, subieron a poner patas arriba el baúl de los recuerdos, pues Esperanza quería compartir con Nazareno aquellas cosas, para ella tan hermosas como incomprensibles.

Ya casi al final de la inspección encontraron algo que los dejó boquiabiertos. Era una foto grande, con los bordes amarillentos, donde posaban las hermanas Alegría, y Esperanza con sus hijos Antón y Alberto, ambos vestidos con los uniformes de su graduación.

Aquella foto Nazareno recordaba haberla visto en casa de su abuela, pero entonces... ¿Alberto era su padre? ¿Él lo sabía? Si era así ¿por qué lo había ocultado?

Ante tantas preguntas sin respuestas decidieron que lo mejor era coger el toro por los cuernos y salir de dudas, para ello se fueron hasta el kiosko de Alberto esperando que éste las aclara pero se lo encontraron cerrado por orden de La Coalición que lo había confiscado.

¿Dónde estaba? ¿Volverían a verlo de nuevo? ¿En qué circunstancias? Cuando les parecía que un rayo de luz iluminaba su camino, de nuevo volvían las tinieblas. ¿Se aclararía todo algún día?

(Loli, 30-04-2011)


Pensativos, mirando la foto recordaron el sueño…, fue Esperanza la que, al verse reflejados en un viejo espejo, descubrió que llevaban puestos los trajes color naranja, uniformes utilizados en el nuevo planeta, así se lo hizo saber a Nazareno y no entendían lo que estaba pasando, pero sabían que no era un sueño.

Nazareno recordó que Alberto trataba de cambiarlo cada vez que se acercaba a su kiosco y sus palabras martilleaban en su mente “cuando nada te entretenga mira al cielo, las nubes son un espectáculo cada día, sus formas jugarán con tu imaginación y los rayos de luz les darán color…”, no podía dejar de pensar en lo mucho que le gustaba oír a este hombre ¿será realmente mi padre? Se preguntó una vez más.

Mientras Nazareno estaba ausente recordando sus pensamientos, Esperanza seguía buscando “algo” no sabía el qué, en ese baúl que estaba en la buhardilla a la que se habían trasladado. Después de revolverlo todo se encontró un sobre, no sabía qué era, pero notaba que tenía algo dentro, decidió romperlo y se encontró con unos datos importantes que descubrirían el ir y venir del presente al pasado en los que estaban metidos.


Guerras, contaminación, energías nucleares, consumo excesivo e inadecuado de agua, maltrato a la naturaleza, un ayudar al cambio climático, un malgastar todo lo que se tenía, fue el que provocó una tremenda explosión en el planeta Tierra y lejos de acabar con él, lo dividió en pequeños planetas que luchaban por ser los primeros en dominar el espacio. Uno de ellos era en donde habitaban nuestros amigos, gobernado por la Coalición y cuya misión era crear una población única y superior, la primera en todo el universo y lo conseguido hasta ahora era robotizar todo, mucha tecnología y ausencia de todo posible indicio de sentimientos.

Supo Esperanza que era la cuarta generación desde que en 2010 la Tierra se fragmentara, era una de los elegidos, también había en el viejo baúl unos billetes de tren con dirección al viejo planeta y una cartilla a nombre de su padre, tendría que buscar su origen y si era importante, ya que sus anotaciones estaban hechas en auténticos jeroglíficos, Nazareno le ayudaría, estaba tan intrigado como ella por saber sus verdaderas historias…

-¿Sabes Esperanza?, preguntó Nazareno

-Dime

-En mi casa también hay una buhardilla, quizás encontremos cosas de interés…

-De acuerdo, iremos allí, pero antes deja que mire bien en este baúl, acabo de encontrar un doble fondo…

Efectivamente, en el doble fondo había cosas muy importantes para el recuerdo, para saber la verdad y para poder retroceder en el tiempo y conocer las cosas por su nombre, al pan, pan y al vino, vino. Por una cuartilla escrita por el padre de Esperanza, supo que se había casado dos veces la primera con su madre y la segunda con otra señora, llamada también Esperanza y que decía que era la madre de (una mancha de agua había borrado el nombre y la continuación), habrá que seguir buscando, dijo ella, revolviéndolo todo…

Unos golpes en el cristal de la ventana de la buhardilla llamaron su atención, la abrió Nazareno y vio que el autofly de Yira, Marcius y Elric se posaba en el tejado, al tiempo que Yira le dice ¿Está contigo Esperanza?, rápido, venir con nosotros, volvemos al Viejo Mundo. Esperanza se quedó perpleja no entendía nada, ¿era un sueño? ¿era realidad? ¿qué pasaba?, sin saber si era un sueño o no, recordaba que no hacía nada, los tres la rescataron, le enseñaron la Nueva Edén y dijeron que su madre era Victoria y estaba viva, amiga íntima de Yari…, imposible entenderlo, cada vez se enredaba más su historia…

De repente suena el againer, el susto la estremece, es su padre…


Esperanza, hija, ¡por fin! el tren se acerca, no pierdas tiempo, dirígete a la estación o apeadero más cercano, pero no olvides coger la clave de acceso, sin ella no podrás subir….

¡Papá, papá!! Silencio, el againer se quedó mudo.

Esperanza no sabe qué hacer, sus amigos la miran y sienten pena al ver que dos lágrimas corren por su mejilla y no se atreven a decir nada, la ven impotente, con ganas de saber y encontrar sus raíces… Es Yari la que rompe el silencio y dice: rápido entremos en la buhardilla y sin perder tiempo busquemos la clave para subir al tren, seguro que está en la misteriosa cartilla…

Sabela (03/05/11


1 comentari:

  1. Roser, me parece estupendo poder compartir este relato con el resto de compañeros de CATACLIK, haber si ne animan entran y dejan sus comentarios.
    Un abrazo.
    Rosa.

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