dissabte, 18 de juny del 2011

PORTADA , PINTURAS Y FOTOS DEL RELATO

Esta es la portada de nuestra novela; por fin les vemos las cara a los protagonistas, Nazareno y Esperanza. La dibujo una pintora de Cervello amiga nuestra. El libro ya esta impreso y a quedado precioso, el lunes ya lo tendré en las manos, nuestra amiga Rosa ya lo tiene.

Sigo con el relato, iré poniendo alguna pintura del libro. Los capítulos 14 es de Rosa, el 15 el mio y el que cierra esta entrega es de un maestro de Argentina.

Al Pan, Pan y al Vino, Vino

Al quedarse solos, Esperanza ordenó el arca y de pronto, algo visto en su interior le hizo recordar la cita que junto a sus hermanas tenía aquella tarde y exclamó casi con un grito que asustó a Nazareno.

-¡La fiesta! Es la hora de la fiesta sorpresa en la que me tengo que juntar con mis hermanas y sus respectivas familias y con tanta emoción se me había olvidado.

-¿De qué fiesta me hablas?

Mi abuela Marta, la madre de mi madre hoy cumple ochenta años y le hacemos una fiesta sorpresa. Estoy contenta porque voy a tener la ocasión de hablar con mis dos hermanas de todo lo que estoy viviendo últimamente. ¿Vienes conmigo?

-Pero...

-¡Date prisa, no hay tiempo que perder!

-Pero ¿dónde está tu abuela?

-En el Centri-Mayoris donde fue llevada por la Coalición cuando tuvo el accidente en el que perdió una pierna arrollada por una máquina en el trabajo.

-No sabía que viviera -comentó Nazareno mientras le seguía a paso ligero.

-Siempre que puedo voy a verla, es lo único que tengo de mi familia. Mis hermanas viven lejos y apenas nos vemos, por eso, cuando pienso que puedo recuperar a mis padres siento una emoción tan grande que es difícil de explicar. Mi otra abuela, la madre de mi padre, Alegría, murió hace años.

Al llegar al Centri-Mayoris, las hermanas de Esperanza estaban esperando su llegada y en sus rostros se reflejaba la preocupación de su tardanza. Ésta, al verlas, se fundió en un fuerte abrazo que aprovechó para susurrarles al oído con palabras claves, por miedo a ser gravadas sus conversaciones por espías mecanizados que custodiaban el centro de cualquier sospechoso que fueran en contra de la coalición, los acontecimientos de los últimos días. Pero ni a Jennifer ni a Abril le sorprendió en absoluto, ya que ellas también estaban recibiendo mensajes claves en el againer y ahora que Esperanza les revelaba las noticias recibidas del viejo mundo, confirmaban sus sospechas.

Marta, emocionada por la sorpresa causada por la inesperada visita de sus nietas, abrazaba a la recién llegada sin caer en la cuenta del día en el que vivía. Las tres hermanas junto a sus parejas, los niños y Nazareno le cantaron el cumpleaños feliz al tiempo que la obsequiaban con un pastel prefabricado que vendían para las celebraciones más importantes. La abuela sonreía feliz mientras saboreaba tan rico manjar que le hizo recordar los años de su juventud cuando aún vivían en el viejo mundo, antes que este desapareciera según le habían informado los de la Coalición.

Cuando acabó de comer alzó la mirada hacia sus visitantes para agradecerles una vez más el buen rato que le estaban haciendo pasar y, clavó su mirada en la imagen de Nazareno, desapercibida hasta aquel instante, pues la emoción la había apartado de todo ser viviente que no fueran sus nietas y la familia de estas. Entonces preguntó:

-¿Quién es este guapo joven que su cara me recuerda a alguien?

-Abuela, es un amigo, y su nombre es Nazareno -contestó Esperanza acercándose al muchacho-, tú no lo conoces.

-Nazareno -balbuceó la anciana-, claro, no podía ser otro.

-¿Lo conoces, abuela?

-Es el nieto de Esperanza, la hermana de Alegría, tu otra abuela. Teresita, su madre desapareció cuando desapareció mi pobre hija Victoria, vuestra madre. Para decir verdad, ese día desapareció mucha gente que según la coalición, eran personas indignas de esta vida, pero yo sé que no era así, porque mi hija e igual que muchos otros era buena.

Marta no pudo retener las lágrimas, que se deslizaban por su rostro deteriorado por los años, al recordar aquel lejano día en el que cambió su vida haciéndose cargo de las niñas y siempre con una pregunta en su mente que nadie supo contestar. ¿Por qué habían raptado a su hija? Aunque nadie supo la verdad, ella estaba segura que había sido raptada.

Nazareno y Esperanza se acercaron más a ella y una lluvia de preguntas calló sobre sus oídos.

-Hábleme de mi madre. ¿Cómo era? ¿Quién es mi padre?

-Abuela, ¿qué pasó con mi hermano?

La abuela intentaba contestar a los jóvenes, pero un nudo en la garganta y el miedo a ser espiada le impedían hacerlo con claridad.

-Teresita era una joven morena de ojos muy grandes, alegres, guapa y sobre todo muy inteligente.

-Abuela, por favor, quiero saber qué pasó con mi hermano.

La abuela suspiró con nostalgia.

-Tu hermano, pobrecito mío, mi querido Dani...

Una voz robotizada sonó en la sala al tiempo que la abuela pronunciaba el nombre del pequeño que figuraba en la foto guardada en el baúl, indicando que había terminado la hora de visitas a los residentes del centro, y una cinta mecánica se puso en movimiento bajo la silla de Marta que la trasladaba de un lugar a otro. Pero Esperanza haciendo oídos sordos a las órdenes del robot, siguió abrazada a su abuela mientras le decía bajito:

-Abuelita, un día volveré, te sacaré de aquí y te daré la alegría más grande recibida en toda tu vida.

Y con una sonrisa en los labios la vieron partir por un pasillo sin fin, en cuyos lados habían varios mecanismos que al pasar frente a ellos se ponían en marcha ofreciendo su servicios: zumos, batidos de chocolate, café con leche así como la presión sanguínea y pulsaciones, controlada por una persona a través de una gran pantalla instalada en un apartado despacho.

Las duchas eran similares. Los que podían andar iban en pie y los que no podían andar iban sentados en un taburete y, a través de la cinta automática pasaban por un estrecho pasillo de donde fluía, primero jabón líquido y después agua, con tanta presión que no se necesitaba esponja alguna para quedar limpio. Cuando salían por la otra puerta solo faltaba vestirse.

Las hermanas se despidieron y en sus ojos brillaba la alegría de la complicidad, pues estaban seguras de que un día no muy lejano se encontrarían con sus padres.

Nazareno se echó mano al pecho sobre el bolsillo interior de su uniforme donde guardaba con sumo cuidado el libro misterioso que le había regalado Alberto, para comprobar que seguía allí, deseoso de poderlo leer en lugar seguro y saber qué era lo que escondían sus páginas. Recordó con curiosidad el título gravado todavía en su mente “Al pan, pan y al vino, vino”. ¿Encontraría en él la clave de tantas preguntas? ¿Dónde estaba el hermano de Esperanza...?

Rosa,12-5

Jenifer, Abril y sus familias tenían ordenes de no faltar más de un día de sus domicilios bajo sanciones, por lo que marcharon sin llegar a casa de Esperanza. Pero como hemos sabido no marchaban tristes. Al besar Abril a Esperanza junto al oído le susurró: “El tren no se detiene mucho tiempo en la estación”. Por eso estaba segura que pronto volverían a verse ya que su padre también se había puesto en contacto con ellas.

Uno al lado del otro, en la acera rodante, los jóvenes iban contentos de saber que sus corazonadas se cumplían ¡eran primos! El afecto mutuo que sintieron desde el primer día en que se conocieron tenía su razón de ser.

De pronto Nazareno se da cuenta que el autofly de Yira los sigue.

--Esperanza, ¡Yira y los suyos nos siguen! ¿Qué hacemos? ¿Podemos confiar en ellos? ¿Serán de verdad quiénes dicen que son o espías de la Coalición?.

--No se, vámonos a casa, si quieren ya se posarán en el tejado. Ya sabes que dijeron que les esperáramos.

Cuando entraron Yira, Macius,y Elric se les veía contrariados.

--Esperanza, Nazareno ¡tenemos que irnos!

--¿Qué pasa?-- quisieron saber los chicos-- ¿Cómo fue la reunión? ¿De qué se trataba el encuentro? Comprenderéis que ya no sabemos en quién confiar.

--Tienes razón. ¿Sabéis que D. Alberto, el del kiosco, ha desaparecido?

Hemos estado haciendo gestiones para saber su paradero pero no hemos podido averiguar nada en concreto, solo dicen que lo han trasladado de ciudad. Nuestros contactos creen que le acusan de distribuir entre los jóvenes libros antiguos.

Esperanza no podía creer lo que acababa de sentir. En pocos días su vida había dado un giro de noventa grados, de ser una chica como tantas otras pasaba a ser conocedora de los secretos mafiosos de La Coalición, desde que aparecieron los de la OFLA ha cambiado su vida.

--Chicos, tenemos que intentar coger el tren, estáis en peligro. Sabemos que Alberto no revelará el nombre de las personas a las que regaló libros, pero hay espías por todas partes. Nazareno, guarda bien tu libro, si sospechan que tienes alguno…

¿Cómo sabía Yira que tenia él un libro prohibido? Yira se dio cuenta de sus pensamientos y afectuosa le dijo:

--No temas, no somos espías estamos aquí para ayudaros.

Esperanza les contó el encuentro con sus hermanas y la fiesta a su abuela que la pobre todavía lloraba pensando que su hija estaba detenida. Al llegar a este punto Esperanza clavó los ojos en los de Yira diciéndole:

--Yira, dices que confiemos en vosotros, pues bien, ¿sabes que le pasó a mi hermano Dani? La abuela se puso muy triste cuando se lo preguntamos.

--Está bien, solo sé rumores…Vosotras erais muy pequeñas cuando os llevaron a vivir con vuestra abuela por eso no recordáis nada de vuestra madre ni de vuestro hermano. Cuando detuvieron a tu madre le obligaron a llevarse consigo al niño, querían hacerla sufrir más, suponían que Dani no sobreviviría. La isla de la incomunicación es territorio muy duro, no apto para niños pequeños, pero con los cuidados de tu madre logró sobrevivir. Pasaron los años y a pesar de su juventud, Dani se convirtió en uno de los pioneros en la lucha contra los tiranos. Pero, espías lo delataron, lo torturaron, muriendo al poco tiempo. A tu abuela le llego la noticia, pero no quiso haceros sufrir y jamás os habló de él. Ella, aunque han pasado años, no ha logrado superarlo. Poco después tuvo el accidente y la llevaron al Centri-Mayoris.

Esperanza lloraba desconsolada. A Yira le daba pena la chica. ¡Cuánto daría por ahorrarle tanto dolor!

Matius tomó la palabra:

“Bien, con esta visita al Centri-Mayoris creerán que no hay peligro de que desobedezcáis a las autoridades, pero ¿y si Alberto no puede resistir los interrogatorios?....”

Nazareno, pensativo, pidió un poco de tiempo. Debía ir a su casa, en la buhardilla había un baúl, tal vezallí estaba la clave para saber quién era su padre. Si descubría que Alberto…No podría marchar sin él.

Los de la OFLA le dieron una hora, el tren no espera y no podían perderlo si querían salvarse y seguir luchando.

Se acomodaron en el comedor donde Lucier les preparó bebidas de agua salada y cucola.

Reinaba un silencio tenso como tensa era la espera.


Ella era una niña rebelde, no soportaba la disciplina que imponía el centro, apenas la dejaban ver a sus hermanas. ¡Qué sola se sentía! ¡Cuánto añoraba a su padre! Pero por muchos castigos que recibía no lograban hacerla más dócil

Recordaba cuando la regenta principal le presentó a su correctora, una mujer seca con unos ojos fríos que la llevaba con mano dura. La regenta estaba contenta, Jovita doblegaría a la hija pequeña de la subversiva Victoria.

Una madrugada Jovita fue al dormitorio, la hizo levantar. Era negra noche. Temía el castigo que se avecinaba. Por más que pensaba no recordaba qué había hecho para un castigo tan severo.

Una vez en el jardín así habló la mujer:

--Sigue con la mirada en el suelo, solo escucha. Todo lo que te he hecho pasar con los castigos ha sido para ganarme la confianza del centro. A partir de hoy vas a hacer ver que cambias, obedecerás sin levantar cabeza. Dentro de unos años saldrás de aquí y podrás hacer tu vida. Un día lo comprenderás. No te pido que dejes de pensar, de analizar lo que es bueno o malo, de llamar al pan, pan y al vino, vino pero guardándolo para ti, cultiva al máximo los buenos sentimientos, lee todo lo que caiga en tus manos, ten la mente abierta, solo así llegarás a la meta para la que estás destinada.

Desde entonces, cada día salían al jardín o al campo, dependiendo con el humor que se levantaban los del Center así decoraban el paisaje. Eran horas de enseñanza y de ternura la que recibía de aquella buena maestra. Era feliz, pero… un día no fue a buscarla, desapareció.

No pudieron ni despedirse… ¡Cuánto lloró!

¡Ahora comprendía muchas cosas! La gente que no interesaba a los de La Coalición la hacían desaparecer sin dar explicaciones a nadie, como habían hecho con su madre, o sencillamente los mataban como a su hermano Dani.

Se sobresaltaron, en el aganier de Esperanza se encendió la luz verde. Todos corrieron a mirar qué pasaba. Era su padre.

--Hija, date prisa, estamos a punto de pasar. No olvides la contraseña, apresúrate.

--Papá, estamos esperando a Nazareno. Aquí están Yira, Macius y Elric, han buscado a Alberto…

--Hija, ¿Alberto? ¿Alberto ha desaparecido? ¡Dios, estáis en peligro! Abandonad la casa!...

Se cortó la comunicación, el aganier se quedó sin luz.

Los de la OFLA corren tirando del brazo de Esperanza.

--Hay que irse al autofly, Elric a los mandos, ¡enciende motores!

--Y Nazareno ¿qué va ser de él?. -Decía Esperanza.

A toda prisa suben al vehiculo que se eleva hacia el cielo… Pero…¿qué es esto? Cinco autoflies los rodean. ¿Quiénes son? ¿Cómo los han encontrado? ¿Son de La Coalición? ¿Son amigos? ¡Está tan oscuro! Los focos deslumbran sin dejarles ver …

********************

Nazareno corre a su casa. Sube a la buhardilla. Abre el baúl, cuando desde un rincón le llega un suave susurro.

--¿Quién anda por aquí?

--Soy yo, Alberto.

Nazareno incrédulo va hacía él. ¡Alberto en su casa! ¡Está libre!! ¡Qué alegría! ¿Qué ha pasado?

--La Guardium Robótica vigilaba mi kiosco por lo que decidí no volver por allí. No podía ir a casa y a pesar de que compañeros me ofrecieron cobijo no quería que por mi culpa tuvieran problemas. Hace dos días que entré en tu casa, aquí en la buhardilla estaba seguro que no buscarían, todavía no sospechan de ti, pero no tardarán en hacerlo.¡Tenemos que marchar!

Nazareno le contó todo lo referente a la OFLA. Que lo habían buscado y pensaban que La Coalición lo había detenido. Le contó que el tren de Anton estaba apunto de parar en la estación y ya tenían las contraseñas para poder subir. Que Esperanza y los demás esperaban en su casa. Al hombre pareció que le quitaban un gran peso de encima.

--¿A qué estamos esperando? ¡Vámonos antes de que sea demasiado tarde!

--D. Alberto, solo una pregunta, ¿sabe usted quién….?

--Corre, no te detengas. Las respuestas otro día.

Los infelices no sabían que cinco autoflies rodeaban a Yira, Macius, Elric y a Esperanza.

¿Qué pasará? ¿Caerán en manos de los tiranos?

Roser,16-5

Nazareno examinó el libro con atención. Con excepción de las páginas centrales, no parecía más que un relato ambientado en otros tiempos. El centro del libro contenía una ilustración a doble página. No era la única, pero sí la más grande y detallada del libro. El sabía que en otros tiempos las ilustraciones formaban parte de los libros dedicados a los niños. Sabía también que ese ejemplar debía ser leído he interpretado de nuevo por Esperanza y por él en edad adulta, eso parecían esperar de ellos. Al mismo tiempo, quienes escondieron un mensaje entre esas páginas debieron tener en cuenta que podía caer en malas manos.



Hasta ahora las pistas exigían mirar más allá de lo evidente. Investigaban los héroes, y también los villanos. Había un doble fondo en el baúl, y también en la tapa del mismo. ¿Podría existir también un doble mensaje en el libro? La ilustración central representaba a una bella joven bailando en una noche de luna llena. Bajo la ilustración se leía: “Romina Elu baila sin secretos eternos del demente.” ¿Qué sentido podía tener esa frase? Nazareno era ingeniero, bueno con los números, las computadoras, las ciencias exactas. Esperanza era buena con las letras. Si la misteriosa frase era un juego de palabras, ella le encontraría un sentido.

Nazareno examinó de nuevo la ilustración. El libro podía ser muy viejo, pero la posición de la luna en el cielo correspondía a la próxima luna llena. En cuanto a la posición de las estrellas, debería usar su computadora, pero el instinto le decía que correspondían también a una fecha ya muy próxima. Según el paisaje representado, el lugar de la escena era un valle a unos 20 minutos de la casa de Esperanza, en dirección contraria a la estación. Si la interpretación del mensaje oculto debía hacer un trabajo en equipo, debía encontrarse a solas con Esperanza y mencionarle la extraña frase.

Jorge Fenix, 18-5


dimarts, 14 de juny del 2011

MÁS CAPÍTULOS DE LA NOVELA

Nazareno comprendió enseguida que algo no iba bien, pertenecía a esa clase de personas que observaban su entorno y trataban de dar un explicación lógica a lo que ocurría a su alrededor.

Su sueño lo dejó intrigado y pasó horas intentando descifrar sus claves, le sorprendía lo nítido que recordaba todos los detalles incluso los nombres de los personajes que aparecían. Estaba tan intrigado que en su trabajo (era ingeniero en una central de energía de Nuevo Eden) estuvo dándole vueltas a utilizar su poderoso computador para tratar de encontrar una pista que le abriera la cerradura de su significado. Era consciente de los riesgos que corría pues, estaba seguro, que dejaría alguna huella y ese tipo de faltas se pagaban caras, nada más y nada menos que con el destierro a la isla de Incomunicación.

El computador GOL (la evolución de los antiguos IBM) recibía la información de los sensores del mundo exterior y ajustaba la energía de Nuevo Edén dando una sensación a sus habitantes de que nada cambiaba. Él era consciente de que las cosas no son como parecen y eso le hacía sentirse diferente a los demás. El computador poseía una amplia base de datos y estaba seguro de que podía encontrar alguna pista, su curiosidad pudo más que sus temores, y se decidió a actuar. Se las ingenió para (cuando sus compañeros iban a por su comida pastillera) superar el temblor de sus labios y pronunciar correctamente la palabra OFLA delante del lector que servía para dar instrucciones al computador.

El resultado lo dejó perplejo y desilusionado. GOL había escrito:

ManOFLAmancha. El sueño imposible: Superar al enemigo imbatible.

Realmente no entendía nada, por más que rebuscaba entre sus conocimientos de la Training CitizenCenter no lograba dar sentido a la información que le proporcionó GOL. En vista de ello decidió introducir el nombre de la chica que aparecía en sus sueños, Yira.

El resultado le dejó más perplejo todavía. GOL escribió esta vez:

Yira: Verás que todo es mentira, verás que nada es amor que al mundo nada le importa, yira, yira, aunque te quiebre la vida, aunque te muerda un dolor, no esperes nunca una ayuda ni una mano ni un favor.

Ahora sí que no entendía nada, ¿qué querría decir ese mensaje tan largo? ¿qué estaba ocurriendo?. Pasó los datos precipitadamente a su Enofi 5-G mientras pensaba y pensaba sobre el extraño mensaje, que estaba deseando releer y compartir con Esperanza.

El ruido de sus compañeros regresando del almuerzo pastillero, le volvió a la realidad y volviendo a sus rutinas técnicas cerró apresuradamente el área de consulta de GOL. Después del trabajo tenia una cita con Esperanza, era curioso la sensación que tenía de estar unido a esa muchacha por lazos intangibles pero sólidos.

Se encaminó a su cita concentrado en sus pensamientos, ni siquiera se dio cuenta del autofly que le seguía. Esperanza, sus sueños y ahora los extraños mensajes de GOL absorbían toda su energía mental.

Los golpes en el cristal de la buhardilla de la casa de Esperanza le hicieron dirigir la mirada hacia ese lugar. Se acercó y al abrir la ventana vio el autofly que aparecía en su sueño, entonces empezó a sospechar algo, ¿Cómo un autofly podría entrar y salir de Nuevo Edén sin que hubiese un desequilibrio energético que fuera detectado por GOL?.

Cuando sonó el againer de Esperanza, una idea se le abrió paso, era como una iluminación súbita: el tren era el único medio para abandonar Nuevo Edén y la clave estaba en esa cartilla con extraños dibujos. La impaciencia de Yira le desconcertaba y sus prisas por encontrar la clave le inquietaban, hasta que recordó lo que había escrito GOL y sintió un escalofrío al mismo tiempo que un sudor frío le recorría la frente: Estaba seguro que Yira, Marcius y Elric eran unos sicarios de la MOPLAC (Mantenimiento del Orden para La Coalición), los siniestros servicios secretos del Régimen y que desde luego no tenían ninguna intención de ayudarles.

Tenia que actuar rápido.

¿Estaría la clave relacionada con los extraños dibujos de la cartilla y estarían éstos relacionados con la primera información que proporcionó GOL? ¿Qué eran esos extraños dibujos y qué significaban?.

¿Qué significado podría tener el segundo mensaje?. ¿Alguien les estaba avisando de algo? ¿Quizá era un mensaje encriptado? Había que investigar y desvelar tantas incógnitas y si algo les faltaba era tiempo.

Chus,6-5-

Aparentemente en el Training Citizen Center, todo parecía igual que siempre, los hombres y las mujeres vestían todos igual, trabajaban, lo requería La Coalición, igual que tomaban su comida envasada en estuches de cristal llenos de bolitas de diferentes colores y sabores. Las fabricaban en una moderna fábrica llamada «TeleJíbara» y a la gente se la veía contenta y feliz. Solo unos pocos como Esperanza y sus amigos se daban cuenta y hacían todo lo posible por averiguar si fuera de allí habría otra forma de vivir. Es cierto que estaban motivados por los avisos que recibían desde fuera, que daban a entender que había otra forma y que había plantas y sol y Naturaleza viva, que no era todo tan artificial como ellos habían visto desde siempre.

Hacía unas semanas que Nazareno había pasado por el kiosko de Don Alberto a comprar una publicación semanal que era obligatorio comprarla, porque en ella La Coalición daba noticias e información y programaba lo que debían hacer durante la semana. Había una parte para los niños. Los niños, no sabían escribir ni leer, estudiaban a través del ordenador y por eso no sabían escribir a mano, todo era con el teclado. En los colegios estaban prohibidos los lapiceros y bolígrafos o cualquier cosa con la que se pudiera escribir o pintar, para que poco a poco se fuera perdiendo la costumbre y la necesidad de leer y escribir a mano.

Don Alberto, aprovechando que estaba solo con Nazareno, le dijo que tenía que hablar con él, le pasó a la trastienda y le enseñó un libro llamado «Al pan, pan y al vino, vino».

-Te lo regalo, le dijo, escóndelo bien que no te lo vea nadie por la calle y cuando llegues a casa lo lees, quiero que también lo lea tu amiga Esperanza, encontrareis cosas que os sorprenderán. Si tomáis la decisión que espero, contad conmigo para lo que sea, yo os conozco a los dos desde que nacisteis.

Nazareno guardó el libro como un tesoro y confesó a Don Alberto, que él también tenía libros del Convento de los monjes Benedictinos que leía con mucha atención cuando estaba solo.

*********

Esperanza, Nazareno, Yira, Elric y Marcius buscaban la clave para llevarla a la Vieja Estación.

Esperanza no sabía por qué, pero sí sabía que tenía que ir allí con la clave, su padre se lo había dicho algunas veces, y cuando su padre lo decía debía ser por algo muy importante.

Ella pensaba que así podrían salir de la dictadura del Training Citizen Center y llegar al Viejo Mundo para quedarse allí, al lado de sus padres.

Después del descubrimiento de Nazareno y ante la duda de si sería cierto lo que el GOL le había revelado de si Yira, Elric y Martius eran espías de la MOPLAC, Nazareno se dirigió a la casa de Esperanza con la intención de investigar.

Estuvieron hablando con los tres preguntando por la madre de Esperanza, ella quería saber cómo era su madre. Yira dijo que era una hermosa y rubia mujer de ojos azules a la que ella se parecía mucho.

Esperanza, emocionada por la llamada de su padre en la que le decía que se dirigiera a la Vieja Estaciónbuscaba con esmero en el baúl del desván alguna ranura, algún doble fondo... algún indicio. Registraron otra vez todo el fondo del baúl y el doble fondo y no encontraron nada nuevo, pero al cerrarlo vieron que en la debajo de la tapa había escrito algo. Las letras apenas se distinguían pues estaban muy borrosas pero Nazareno y los demás, que todavía eran de los que aprendieron a leer, leyeron todos a una: AL PAN, PAN Y AL VINO, VINO. Se quedaron sorprendidos, sobre todo Nazareno que pudo comprobar que ese era el título del libro que Don Alberto le había regalado y que guardaba escondido en su mochila desde aquel día, temiendo que se lo encontraran.

-¿Será esta la clave?, se preguntaron todos. Yira, Marcius y Elric no salían de su asombro.

Siguieron investigando en la tapa del baúl y se dieron cuenta de que estaba hueca. Con cuidado la forzaron un poco y la levantaron y, escondido en su interior, encontraron un álbun de fotos y dos toquillas, una verde y otra negra, igual que la gris que Esperanza se ponía todos los días cuando daba su paseo por aquel andén solitario. Las toquillas estaban en una bolsa de ganchillo calada y con un cuadrado en el medio y un nombre: Victoria.

¡Victoria es mi madre!, dijo Esperanza con los ojos muy abiertos.

Después abrió el álbum y vieron unas fotos familiares del matrimonio, tres hijas de aproximadamente 3, 2, y unos mellizos de 1 año, niño y niña.

Los padres, que llevaban a los niños en brazos, eran guapos. Ella era una señora rubia y de ojos azules, él era moreno de ojos negros y en su mirada se notaba que eran felices.

-Son mis padres, lo presiento -dijo Esperanza con voz entrecortada.

Decidió contar con sus dos hermanas y las llamó por su againer mostrándoles las toquillas que había encontrado. Nunca habían perdido el contacto, por eso quería ir con ellas a la vieja estación de trenes y llevar la clave. Algo le decía que su madre dejó allí las toquillas para ellas dos con ese fin.... Pero si tenían un hermano, nunca lo habían visto. ¿Estaría también con sus padres en el Viejo Mundo?

-«Esperanza, hija, no pierdas tiempo, dirígete a la estación, no olvides coger la clave de acceso, sin ella no podrás subir….»

-Tengo que hacer caso a mi padre-, pensaba si podría ir con todos a la Vieja Estación o sería mejor que fuera sola... Por lo menos a sus hermanas las llamaría, porque las dos toquillas encontradas en el baúlestaba segura que eran para ellas, la suya, la que ella se ponía todas las mañanas la había visto siempre en su casa, guardada en el baúl que según le contaron era de su abuela...

Nazareno observaba cómo Yira y sus dos amigos estaban muy impresionados y se miraban con miradas cómplices después del descubrimiento de la clave y el álbum, hasta que Marcius rompió el silencio:

-Debemos irnos. Dentro de una hora tenemos que reunirnos con unos compatriotas por unos asuntos importantes. No os mováis de aquí. Volveremos para ir juntos a la Estación.

Tomi-10-5

dijous, 9 de juny del 2011

SIGO CON EL RELATO

Después de la entrada tan emotiva y verdadera que hizo Rosa quería esperar algunos días antes de seguir con la narración del "Al pan, pan y al vino,vino", para que pudierais dejar comentarios, porque el vídeo se lo merece. En fin voy a seguir con nuestro relato con el que hemos disfrutado
muchísimo por el compañerismo y buen rollo que existe entre toda la gente de la "plaza":


speranza se dijo que debía estar loca para confiar en ese triplete claramente subversivo que solo podría traerle problemas, pero el deseo de abrazar a su padre era más fuerte. La muchacha recordó los momentos felices vividos junto a sus padres. Las tristes separaciones de sus hermanas, que la precedieron en el ingreso en el Training Citizen Center. La creciente desolación de su madre ante la pérdida de sus hijas. Unas lágrimas resbalaron por sus mejillas al volver a evocar el día en que recibió la notificación de su muerte en la isla de la Incomunicación, a la que había sido llevada por motivos desconocidos para ella. La Coalición jamás daba explicaciones, al contrario, las exigía.

—Elric, activa el disimulador ultrasónico —la orden de Yira la sacó de sus pensamientos.

El autofly atravesó la bóveda que protegía de los nocivos efectos del sol a la ciudad, sin ser advertido. Esperanza miró horrorizada a Yira, ahora sí que estaba en un buen lío, ¡no se podía sobrevivir fuera de Nuevo Edén!

—Tranquila, querida, no pasará nada. Aquí estamos a salvo. Mira hacia abajo —le indicó, Yira—Marcius haznos el favor nte y enciende los focos.

Todo un espectáculo imposible se desplegó ante sus ojos: árboles, plantas, el recorrido del agua de un riachuelo, aves, pequeños animales que no alcanzaba a distinguir correteaban entre la maleza; ¡era un paisaje real! No como los decorados cambiantes de Nuevo Edén. Esperanza miró incrédula a sus “secuestradores”.

—Marcius, suficiente. Apaga los focos —Yira le aclara a Esperanza—: En Nuevo Edén nada es lo que parece. No todo lo que es está ni todo lo que está es. Como nosotros, los de la OFLA, que no se nos ve pero estamos. Ya lo creo que estamos…

—Pero ¿quiénes sois? ¿Cómo podéis estar fuera de la ciudad, los efectos del sol os matarán? ¿Saben de vuestra existencia los de La Coalición? ¿Está mi padre con vosotros en esto? ¡¿Qué está pasando?! —preguntó confusa Esperanza.

—¡Cuántas preguntas, niña! —la interrumpió Yira—. Al sol no le pasa nada de nada. Yo tengo una sola pregunta para que vayas pensando. Tómalo como parte de tu entrenamiento. Necesitamos que estés lo más despierta posible para cuando te regresemos a Nuevo Edén; te necesitamos como infiltrada, hay cosas que no podemos hacer desde fuera. No te has cuestionado nunca, ¿por qué tus hermanas y tú, entre otros “elegidos”, no habéis acabado siendo unos zombis?

—¿Cómo que no le pasa nada al sol? ¡Hace cuarenta años los científicos advirtieron del cataclismo y si no fuera por la bóveda estaríamos todos achicharrados y…!

—¡Esos científicos eran esbirros al servicio de unos pocos, los mismos que luego crearon La Coalición! ¡No necesitas esa estúpida mascarilla fuera de Nueva Edén, ni esa horrible ropa! ¿No lo has visto? Suficiente, ya sabrás toda la historia a su debido tiempo —concluyó la discusión Yira, airada.

Esperanza suspiró profundamente y apoyó su cabeza en el cristal de la ventana. La incertidumbre se había apoderado de ella, tenía muchas preguntas y muy pocas respuestas. Elric y Yira se miraron preocupados.

—Esperanza, ¿quieres saber? Verás… acércate al panel de control —le indicó Yira en un tono más amable.

Elric lanzó una mirada de desaprobación a Yira, pero está hizo caso omiso, como solía ser habitual. Pasó una mano por varios artilugios del panel y una pantalla holográfica en tres dimensiones con un mapa del planeta que no paraba de girar, emergió ante ellas.

—Mira, cielo, esta porción enorme de tierra es Nueva Edén. Aquí nos dirigimos ahora, a estas montañas en mitad del desierto, nos ocultamos en sus cuevas. Y esto, a mil kilómetros de la ciudad es… era, la isla de la Incomunicación, de donde provenimos los fundadores de la OFLA.

—¡No es posible! ¡Allí murió mi madre! ¿La conocisteis? ¿Qué sabéis de su muerte? —preguntó ansiosa Esperanza.

—¡Calma! ¡Calma, muchacha! —trató de serenarla Yira, mientras le acariciaba el pelo.

—¡Yira, son demasiadas emociones para la jovencita! ¿No crees?

—¡Cállate, Marcius! Ya está bien de tantas mentiras. Mira a dónde nos han conducido. Tiene derecho a saber la verdad, todo el mundo lo tiene —a continuación se dirigió a la joven —: Es cierto, murieron muchas personas, y en nuestra huida perdimos a la mayoría de nuestros compañeros, solo unos pocos sobrevivimos. Tu madre, Victoria, era… y es, mi mejor amiga. Vive y está con tu padre y todos nosotros.

Esperanza se abrazó a Yira llorando de felicidad. Yira la consolaba y pensó que la joven ya tenía bastante por el momento. Tiempo tendría ella y los suyos de explicarle cómo lograron escapar de esa maldita isla prisión atestada de vigilancia robótica. Isla que ya no existía como cárcel, tras la destrucción en la huida masiva, pero que La Coalición, cómo no, callaba y ocultaba el suceso


.

Llegaron a la montaña. Marcius activó un control remoto, y tras intercambiar varias contraseñas sónicas que emitía desde su againer, con los del interior, una hendidura de la gruta se abrió. El autofly pasó por ella y en seguida esta se cerró. Posó la nave sobre el reluciente suelo de acero y, tras bostezar, espetó:

—¡Bienvenida a Viejo Mundo, Esperanza!

Margarita


Con los ojos aún semicerrados por el efecto del sueño, empezó a tomar contacto con el familiar mobiliario del dormitorio.

-¡Dios mío, no puedo creer que todo haya sido un sueño! ¿Por qué me he despertado?-

Recordando el hermoso sueño, se le estaba olvidando que ese era un día muy importante. Su relación con Nazareno había llegado a un punto en que eran como hermanos, no solo compartían su amor por la lectura, también intercambiaban opiniones y preocupaciones por el mundo en que vivían y hoy, además, estaba invitado a compartir con ella mesa y comida.

Claro que esto no la preocupaba en absoluto, pues solo con poner en la pantalla el menú elegido se lo servían al momento en forma de pastillas. Eso sí, cada una con el gusto solicitado, pero nada que ver con las hermosas y variadas viandas que aparecían en los recortes de las revistas, guardadas en la buhardilla.

Nada más llegar Nazareno empezó a contarle el hermoso sueño que había tenido, y cuando se paraba para tomar aire, él continuaba en el punto que ella lo había dejado. Ambos habían soñado lo mismo. Y aquello les pareció una premonición que si cabe, les unía más.

Después de dar ambos cuenta de unas bandejitas pastilleras, subieron a poner patas arriba el baúl de los recuerdos, pues Esperanza quería compartir con Nazareno aquellas cosas, para ella tan hermosas como incomprensibles.

Ya casi al final de la inspección encontraron algo que los dejó boquiabiertos. Era una foto grande, con los bordes amarillentos, donde posaban las hermanas Alegría, y Esperanza con sus hijos Antón y Alberto, ambos vestidos con los uniformes de su graduación.

Aquella foto Nazareno recordaba haberla visto en casa de su abuela, pero entonces... ¿Alberto era su padre? ¿Él lo sabía? Si era así ¿por qué lo había ocultado?

Ante tantas preguntas sin respuestas decidieron que lo mejor era coger el toro por los cuernos y salir de dudas, para ello se fueron hasta el kiosko de Alberto esperando que éste las aclara pero se lo encontraron cerrado por orden de La Coalición que lo había confiscado.

¿Dónde estaba? ¿Volverían a verlo de nuevo? ¿En qué circunstancias? Cuando les parecía que un rayo de luz iluminaba su camino, de nuevo volvían las tinieblas. ¿Se aclararía todo algún día?

(Loli, 30-04-2011)


Pensativos, mirando la foto recordaron el sueño…, fue Esperanza la que, al verse reflejados en un viejo espejo, descubrió que llevaban puestos los trajes color naranja, uniformes utilizados en el nuevo planeta, así se lo hizo saber a Nazareno y no entendían lo que estaba pasando, pero sabían que no era un sueño.

Nazareno recordó que Alberto trataba de cambiarlo cada vez que se acercaba a su kiosco y sus palabras martilleaban en su mente “cuando nada te entretenga mira al cielo, las nubes son un espectáculo cada día, sus formas jugarán con tu imaginación y los rayos de luz les darán color…”, no podía dejar de pensar en lo mucho que le gustaba oír a este hombre ¿será realmente mi padre? Se preguntó una vez más.

Mientras Nazareno estaba ausente recordando sus pensamientos, Esperanza seguía buscando “algo” no sabía el qué, en ese baúl que estaba en la buhardilla a la que se habían trasladado. Después de revolverlo todo se encontró un sobre, no sabía qué era, pero notaba que tenía algo dentro, decidió romperlo y se encontró con unos datos importantes que descubrirían el ir y venir del presente al pasado en los que estaban metidos.


Guerras, contaminación, energías nucleares, consumo excesivo e inadecuado de agua, maltrato a la naturaleza, un ayudar al cambio climático, un malgastar todo lo que se tenía, fue el que provocó una tremenda explosión en el planeta Tierra y lejos de acabar con él, lo dividió en pequeños planetas que luchaban por ser los primeros en dominar el espacio. Uno de ellos era en donde habitaban nuestros amigos, gobernado por la Coalición y cuya misión era crear una población única y superior, la primera en todo el universo y lo conseguido hasta ahora era robotizar todo, mucha tecnología y ausencia de todo posible indicio de sentimientos.

Supo Esperanza que era la cuarta generación desde que en 2010 la Tierra se fragmentara, era una de los elegidos, también había en el viejo baúl unos billetes de tren con dirección al viejo planeta y una cartilla a nombre de su padre, tendría que buscar su origen y si era importante, ya que sus anotaciones estaban hechas en auténticos jeroglíficos, Nazareno le ayudaría, estaba tan intrigado como ella por saber sus verdaderas historias…

-¿Sabes Esperanza?, preguntó Nazareno

-Dime

-En mi casa también hay una buhardilla, quizás encontremos cosas de interés…

-De acuerdo, iremos allí, pero antes deja que mire bien en este baúl, acabo de encontrar un doble fondo…

Efectivamente, en el doble fondo había cosas muy importantes para el recuerdo, para saber la verdad y para poder retroceder en el tiempo y conocer las cosas por su nombre, al pan, pan y al vino, vino. Por una cuartilla escrita por el padre de Esperanza, supo que se había casado dos veces la primera con su madre y la segunda con otra señora, llamada también Esperanza y que decía que era la madre de (una mancha de agua había borrado el nombre y la continuación), habrá que seguir buscando, dijo ella, revolviéndolo todo…

Unos golpes en el cristal de la ventana de la buhardilla llamaron su atención, la abrió Nazareno y vio que el autofly de Yira, Marcius y Elric se posaba en el tejado, al tiempo que Yira le dice ¿Está contigo Esperanza?, rápido, venir con nosotros, volvemos al Viejo Mundo. Esperanza se quedó perpleja no entendía nada, ¿era un sueño? ¿era realidad? ¿qué pasaba?, sin saber si era un sueño o no, recordaba que no hacía nada, los tres la rescataron, le enseñaron la Nueva Edén y dijeron que su madre era Victoria y estaba viva, amiga íntima de Yari…, imposible entenderlo, cada vez se enredaba más su historia…

De repente suena el againer, el susto la estremece, es su padre…


Esperanza, hija, ¡por fin! el tren se acerca, no pierdas tiempo, dirígete a la estación o apeadero más cercano, pero no olvides coger la clave de acceso, sin ella no podrás subir….

¡Papá, papá!! Silencio, el againer se quedó mudo.

Esperanza no sabe qué hacer, sus amigos la miran y sienten pena al ver que dos lágrimas corren por su mejilla y no se atreven a decir nada, la ven impotente, con ganas de saber y encontrar sus raíces… Es Yari la que rompe el silencio y dice: rápido entremos en la buhardilla y sin perder tiempo busquemos la clave para subir al tren, seguro que está en la misteriosa cartilla…

Sabela (03/05/11


dissabte, 4 de juny del 2011

dimecres, 1 de juny del 2011

RELATO COMPARTIDO

Aquí os dejo tres capítulos más de "Al pan, pan y al vino, vino:


Durante los interminables minutos en que sus miradas se cruzaron, Esperanza vio los ojos de su padre; oyó su voz, recordó sus palabras…Sí, aquellas palabras que en su momento le infundieron fe en el futuro.

No siempre la vida debería ser un simple hecho monótono. Tenía frente a sí: ¡A un ser vivo! Tan vivo como ella.

Nazareno fue quien rompió la magia que él mismo había provocado, sacando a Esperanza de ése túnel de los recuerdos en que se había sumergido.--¿Te he visto en algún sitio antes?--dijo con voz tímida el joven.

No sé, tal vez--respondió Esperanza, mientras sus mejillas se ruborizaban sin poder evitarlo.

Si este joven supiera todo lo que lo he buscado ¿Qué pensaría de mi?--monologaba internamente.

¿Cuál es tu gracia?--Nazareno, mi nombre es Nazareno ¿Y el tuyo?--Esperanza--responde la muchacha ya más repuesta.

¡Igual que mi abuela! ¡No lo puedo creer! Si nos hubiésemos buscado, quizá no nos encontrábamos, esto es para mí un milagro--se expresaba Nazareno con una alegría inusual, mientras Esperanza enrojecía cada vez más.

--Aprovecho los sábados en que no trabajo para venir a la biblioteca. Suelo retirar cierto tipo de libros antiguos que me proyectan…no sé, algo me dice que todo es irreal, y en estos libros encuentro la energía que necesito para continuar

¿Te interesa la lectura?--Sí--responde Esperanza-- Entonces podríamos compartir los libros que retiro, ¿qué opinas?--

La joven duda unos instantes pensando que en definitiva no lo conocía hasta ahora. ¿Y si no es lo que parece?--se pregunta; pero oye a Nazareno diciendo: --En el camino del centro comercial hay una cafetería donde podríamos sentarnos por horas sin que nos digan nada, solo debemos consumir lo mínimo ¿Te parece bien?--

Esperanza acepta la propuesta, y los dos se encaminan hacia el centro comercial. Al pasar por el Kiosco, Don Alberto advierte un brillo especial en los ojos de ambos jóvenes, hecho que lo alegra mucho.

Mientras caminan, advierten que un autofly, al que antes no le habían dado importancia, se desplaza a corta distancia de ellos, por precaución, deciden cambiar de camino, pero después de haber transitado algunas calles, nuevamente el autofly los sobrevuela.

Los Benedictinos formaban un mundo casi aparte del sistema en el que ahora vivían los habitantes de esa ciudad…pero ya sabían ellos que no debían poseer ni leer libros antiguos…

El Régimen no lo permitía…

(Susana-- 10-4-2011)


No, el régimen de los Benedictinos no consentía que los jóvenes de aquella época conocieran historias del pasado, ya que eran totalmente diferentes a la vida actual, pero ¿por qué? -se preguntaban los jóvenes que, una vez en la cafetería y uno sentado frente al otro, conversaban mientras tomaban un café- ¿Qué había de malo conocer historias de otros tiempos?

Esperanza y Nazareno se miraron a los ojos, atraídos por el brillo que ambos desprendían. La muchacha, ruborizada al cruzar su mirada con la del joven, sintió algo especial dentro de ella que nunca antes había sentido con ninguna otra persona. Aquella mirada le transmitía una paz infinita.

Nazareno la observaba, pues su rostro le era familiar, pero lo que más le extrañaba era su nombre.

-Nunca había conocido a nadie, aparte de mi abuela, que llevara el nombre de Esperanza.

-Yo tampoco, pero mi abuela me hablaba de su hermana que también se llamaba como yo, aunque no la conocí porque ella vivía lejos de aquí.

-Qué casualidad, ¿verdad? Esperanza asintió con una sonrisa en los labios.

Se sentía tan feliz, que de vuelta a su casa, y después de despedirse de Nazareno y quedar para otro día e intercambiar opiniones sobre los libros antiguos, contemplaba todo lo que le rodeaba encontrando belleza en todo lo que ponía la mirada. Las aceras mecánicas eran maravillosas, el color naranja de los uniformes, que tan desagradable le resultaba, ahora le parecía alegre, incluso, la mirada apagada de los individuos estáticos le parecía vivaracha y dulce. Levantó la cabeza hacia el cielo para contemplar las nubes blancas que, movidas por el aire, corrían lentamente bajo los rayos del sol formando bellas figuras y, de pronto, apareció nuevamente el autofly que unas horas antes le había seguido. “¿Por qué la perseguían?” -se preguntaba la joven.

Entró, pues, en la casa, se deshizo de la mascarilla y subió la escalera, abrió el arca donde guardaba infinidades de recuerdos de su abuela y se puso a ojear su contenido lleno de interrogantes. Una vez más detuvo la mirada en las fotos y en los modelos que vestían antiguamente y sintió deseos de vestir ella también aquellas ropas, que tan elegantes le parecían.

Un recorte de una revista le llamó la atención. Estaba fechada 40 años atrás y, en su artículo, un científico astrólogo hablaba del sol como una estrella gigante, que según sus estudios, ésta seguiría creciendo con el paso de los años hasta llegar a ser tan grande y potente que sus rayos quemarían como el fuego, y el cambio climático sería tan brusco que los habitantes del planeta tierra necesitarían vestir fibras térmicas para proteger su piel de tales efectos. Al llegar a este punto, Esperanza comprendió el porqué de aquellos modelos antiguos tan diferentes a los actuales y de que en aquella época no usaran los sombreros de ala ancha que usaban ellos en las estaciones de más calor. En ese mismo instante sonó el teléfono inesperadamente, que al oírlo le hizo estremecerse. Guardó el recorte, cerró el arca y se apresuró a coger el auricular, deseando que la voz que escuchara al otro lado del mismo le fuera amistosa.

Y la voz que oyó al otro lado del hilo telefónico era la voz de su hermana Abril, tres años mayor que ella, que le llamaba para darle una buena noticia. Abril hacía un año que vivía en pareja y ahora estaba embarazada. Hablaron de Jenifer, tres años mayor que Abril y de sus niños que estaban preciosos: Irene, de tres añitos, y Carlos, de cinco meses. Y hablaron de la fiesta sorpresa que estaban preparando, en la que se encontrarían las tres hermanas junto a sus familias respectivas.

Después de colgar el teléfono, Esperanza tomó entre sus manos el againer, sorprendiéndose al ver que este tenía encendida una lucecita verde que nunca antes la había visto. Pero, de pronto, sonó el timbre de la puerta y, acelerada, guardó el againer en la funda de piel y con el corazón golpeándole en el pecho bajó la escalera al tiempo que se hacía dos preguntas:

¿Qué significaría la luz verde en el againer? ¿Sería su padre que después de 15 años había sincronizado su againer con ella?

Y por último se hacía otra pregunta:

¿Quién llamaba a la puerta...?

Piedad, 13- 4- 2011


Una mujer escoltada por dos hombres grandes como armarios estaba tras la puerta.

Esperanza aguantó el acto reflejo de cerrar la puerta y llamar a la policía y dijo con voz trémula:

-¿Pu-puedo ayudarles en algo?

-Lo cierto es que sí. – contestó la mujer, sin variar ni un ápice su expresión. Enarcó las cejas casi imperceptiblemente y preguntó-¿podemos pasar?

La respuesta que a Esperanza le hubiera gustado dar sería un rotundo no, esa gente le inspiraba una total desconfianza. No vestían como los demás: la mujer llevaba un vestido beige por encima de la rodilla bajo una cazadora de cuero, a juego con unos zapatos de tacón del mismo color; recogía su largo pelo castaño oscuro en una coleta alta, dejando a la vista su tez pálida, con unos pómulos muy marcados y unos ojos verdes perfectamente delineados. Los hombres llevaban jerséis de cuello vuelto azul oscuro, junto con unos pantalones que Esperanza habría jurado que ¡eran de tela vaquera! ¿Cómo era posible? ¡Hacía siglos que nadie se podía permitir vestir de una manera tan personal.

Pero algo en los ojos de la mujer hizo que Esperanza se apartara de la puerta y les permitiera la entrada. El againer tendría que esperar…

Pasaron hasta el salón y ella, como buena anfitriona, preguntó:

-¿Les apetece algo para beber? ¿Funa, cucola…?

-Con un poco de agua estaría bien, gracias.-contestó la extraña mujer.

-¿Dulce o salada?

-Salada, por favor.

Esperanza miró al techo y dijo bien alto y claro:

-Lucier, tres vasos de agua salada y una lata de funa

-Enseguida.-contestó una voz de hombre-generando bebidas. Bebidas generadas. Por favor, retire los envases.

Esperanza se dirigió a un electrodoméstico similar a los anticuados microondas y extrajo las bebidas.

-¿Y bien? ¿En qué puedo ayudarles?-preguntó luego de darles el agua salada.

-Un momento.-cortó la mujer-Marcius, analiza el local.

Uno de los hombres asintió con la cabeza y extrajo del bolsillo trasero una especie de billetero del tamaño de un mechero. Lo desplegó y una luz azul envolvió la estancia. Segundos después, la luz se tornó verde.

-Despejado.-contestó el hombre.

-Perdona, estábamos asegurándonos de que no tienes robo-cámaras en la casa.

-¿Qué? ¿De qué hablas? ¡¿De qué va todo esto?!-exigió esta vez Esperanza.

-Mi nombre en Yira. Estos son Marcius e Elric. Somos de la OFLA.

-¿La qué?

-La Organización a Favor de las Libertades de Antes.-explicó- Estamos en contra del estricto control que la Dictadura Global tiene sobre los habitantes del mundo. Eso que los de a pie conocen como “El Régimen” es en realidad mucho más, Esperanza. Pretenden engañarnos, volvernos completamente analfabetos, hasta que lleguemos a ser tan ignorantes que no seamos más que animales.

-¿Qué? ¿Por qué… por qué me cuentas a mi todo esto?-balbuceó.

-Porque eres una de las elegidas, Esperanza. Una de las pocas personas que es consciente de que algo no anda bien. Y necesitamos tu ayuda, cuantos más seamos, más fuertes seremos. Pretenden volver a los tiempos de antes, donde el gobierno era de unos pocos y los demás eran conducidos a ciegas a donde más les convenía a los que tenían el poder.

-¿Pero qué dices? ¿Estáis locos? ¡No quiero problemas! ¡Largaos de aquí! ¡Ya!-Esperanza, muerta de miedo, se levantó y los empujó hacia la puerta. Nunca había oído hablar a nadie así. Todos aquellos que se atrevía a cuestionar el Régimen eran duramente castigados.

-Esperanza, necesitamos tu ayuda.-dijo Yira mirándola a los ojos-eres una elegida.

-¡Yo no soy nada de eso! Solo soy una costurera, como muchas otras. Y vosotros unos chalados con mucho tiempo libre. ¡Largo de aquí!-espetó, para luego abrir la puerta, invitándolos a marcharse.

-Te hemos estado observando. Sabemos que no eres “una costurera como otra cualquiera”. Tú sabes que las cosas no marchan bien, sabes que… - intentó Yira.

-¿Observando? ¿Me habéis estado observando? ¡Eráis los del autofly de esta tarde! – Yira solo pudo asentir - ¡Fuera de aquí! ¡Fuera!

-No podemos marcharnos sin ella, Yira. Antón no nos lo perdonará.-musitó Elric.

El tiempo pareció detenerse para Esperanza. ¿Antón? No podía ser… ¡imposible! No podían estar hablando de él…

-¿A-antón?-tartamudeó. Esperanza rebuscó en su bolsillo, con manos temblorosas, en busca de su Againer. Cuando lo encontró, pulsó en la pantalla táctil para ver lo que

“Hija mía, la locomotora se ha parado en la vieja estación. La espera ha terminado. Muy pronto nos volveremos a ver. Te he echado de menos. Te quiero.”

Unos segundos después, tres palabras aparecieron bajo ese mensaje:

“Confía en ellos”

Esperanza nunca sabría decir con certeza qué la llevo a saber que esas tres personas eran “ellos”, pero la sola idea de pensar que volvería a ver a su padre después de tantos años pudo más que cualquier miedo a las consecuencias de pasearse con semejantes individuos.

La mujer guardó el againer en su bolsillo de nuevo, cogió la vieja toquilla gris perla de su abuela y salió por la puerta acompañada de los componentes de la OFLA.

¿Qué quería esa gente de ella? ¿Contra qué clase de Dictadura Global decían luchar? ¿Podía fiarse de ellos? ¿Por qué querían su ayuda? ¿¿Qué era eso de “los elegidos”??

Esperanza no dejaba de darle vueltas a esas preguntas, pero sin duda, la que más presencia tenía en su mente era ¿de verdad volvería a ver a su padre después de 15 largos años?

Al Pan, Pan y al Vino, Vino


La muchacha se subió a un autofly azul oscuro con Yira, Marcius e Elric. El vehículo inició el despegue y salió disparado, sobrevolando el cielo oscuro de la noches

María


Espero que no os aburráis. Hasta otra

reser